El diseño gráfico de piezas para impresión tiene sus secretos. Pensaría uno que solo es crear y ¡listo!, las personas que imprimen hacen el resto. Pero no, la vida del diseño no es solo creatividad, también hay varios detalles técnicos a tener en cuenta para que tu pieza no se vea completamente diferente a lo que imaginabas. Acá te dejamos los puntos más importantes a tener en cuenta cuando diseñas para impresión, y en especial impresión en gran formato.
Impresión en gran formato
Idealmente, cuando diseñamos piezas impresas, deberíamos trabajar sobre las dimensiones reales. Sin embargo, cuando vamos a trabajar en gran formato, esto no es una buena idea, los archivos quedarían tan pesados que solo enviarlos podría ser una pesadilla y en algunas ocasiones, tu programa de diseño ni siquiera lo soportaría.
Pero antes de todo ¿cuándo es una pieza de gran formato?
Una pieza de gran formato es, básicamente, todo lo que se necesite ver desde lejos, desde un paradero de bus (o eucol si queremos hablar más técnico), hasta una valla publicitaria en una carretera.
Es en estos casos donde debemos hacer uso de las proporciones. Es común que muchos diseñadores acudan a la regla del 10%, lo que quiere decir que si por ejemplo una valla es de 400 x 400 cm entonces nuestra mesa de trabajo puede ser de 40 x 40 cm. Este porcentaje no es una camisa de fuerza, de acuerdo a qué tan grande es el formato final, puedes adaptar tu mesa de trabajo para que el software no colapse.
Cuando hacemos estas adaptaciones de proporciones en nuestra mesa de trabajo utilizamos también algo conocido como las escalas, en el ejemplo anterior estamos aplicando una escala de 1:10.
Sabemos que ese numerito puede hacerse confuso, pero es muy útil al momento de comunicar a la persona o empresa encargada de impresión en qué escala fue diseñado, para que al ampliarlo no haya inconvenientes. La relación de tamaño que elijas depende por completo del tamaño de la pieza final y la capacidad de tu software. Acá te contamos cómo puedes hacerlo:
Las proporciones no son el único detalle que debes tener en cuenta, no olvides:
➤ La resolución de los archivos
El tamaño es muy diferente a la resolución. Considerando que lo que estás diseñando va a ser impreso en una dimensión gigantesca, cada detalle debe estar muy claro. Por esto, siempre exporta en alta resolución, recomendamos que siempre trabajes por encima de 300 dpi. Especialmente si estás trabajando en mapa de bits, (es decir programas como Adobe Photoshop), hay que ser muy cuidadoso con este aspecto, los píxeles tienen tendencia a ser más caprichosos al momento de ampliar.
Si estás trabajando únicamente vectorial, como en Adobe Illustrator, los dpi (dots per inch) pueden bajar hasta 200 dpi. Te recomendamos, sin embargo, siempre trabajar en una resolución alta para que no te vayas a llevar sorpresas.
Si te confunde un poco el tema de los píxeles y vectores puedes ir a nuestro blog sobre las diferencias entre Adobe Illustrator y Photoshop. Allí te ayudará a decidir sobre qué software es el más adecuado para ti.
➤ Modo de color
Un error muy común es el uso no adecuado del modo del color, por lo cual al momento de la impresión, los colores quedan de un tono muy diferente al que ves en pantalla. Por eso te recomendamos definir las mesas de trabajo siempre en CMYK, el modo de color para impresión.
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Recuerda que RGB es el modo de color para pantallas, mientras que CMYK es la adaptación para tintas. Puedes darte una escapadita a nuestro blog sobre Teoría del Color si quieres saber un poco más sobre este tema.
Hay otro tipo de codificación de color que se conoce como Pantone, algunas casas de impresión y litografías utilizan esta guía de color. La adaptación a este, por lo general, se realiza por petición ya que no es tan común.
➤ Uso de fotografías
Cuando hablamos de fotografías el tema se puede poner un poco más escabroso a la hora de ampliar. Como mencionamos, las imágenes formadas en mapa de bits o píxeles, como las fotografías, pueden perder resolución al escalar, por lo que es fundamental usar fotografías con una resolución mayor a 200 dpi (o más), incluso si estás trabajando en un programa vectorial.
También, recuerda vectorizar los íconos, tipografías, líneas y demás elementos para que al escalarlas estas no pierdan definición o se deformen.
Tenemos un artículo bien interesante por si aún te genera confusión la diferencia entre vectores y pixeles
➤ Formato de envío del archivo
Por último, ten presente el formato en el que envías el archivo, nosotros te recomendamos .EPS o .PDF, porque son óptimos guardando la información vectorial. También puedes enviar directamente los archivos del programa en que se realizó el diseño, como AI o PS, pero recuerda empaquetar siempre para que no haya ningún inconveniente.
Notica personal: Somos fans de todo lo que se puede lograr en Adobe Illustrator, y acá entre nos, te recomendamos que si vas a hacer piezas de gran formato utilices este software, es menos problemático en términos de peso.
¿Ni idea qué es eso de empaquetar?
Los programas de diseño como Adobe Illustrator permiten la función de Empaquetar (o Pack Age). Al hacer esto, el programa guarda una carpeta que contendrá TODA la información necesaria del archivo para que este no cambie al abrirse en otro dispositivo. Esta incluye las tipografías, imágenes e información que haya en tu mesa de trabajo, además de una copia del archivo raíz. Envía esta carpeta completa a la litografía o casa de impresión y seguro te evitarás muchos dolores de cabeza.
➤ Consejo final
Siempre, siempre, cuando envíes tu archivo para impresión recuerda decir cuál es el tamaño final de impresión, la escala en la que lo realizaste y enviar en varios formatos. Nunca está de más que hagas un mock up para que quedé muy claro cuál es la intención del look final.